viernes, 12 de febrero de 1988

EL COLONO RABANTES: ¿Resurgirá Fuente Palmera?

Conforme ha ido avanzando la Colonia, los nuevos pobladores que se han ido sumando a nosotros, venidos de fuera del municipio, se han extrañado que en algunos aspectos estemos tan atrasados respecto a los pueblos vecinos.

Han puesto ejemplos de este atraso: No enlucir las fachadas de nuestras casas y dejarlas al desaire de lluvias y temporales, humedad y frío en invierno y calor en verano, con los consiguientes perjuicios para la salud de sus moradores. También nos acusan y con razón de que matamos nuestros cerdos y no llevamos la carne al veterinario para que la analice, sino que nos fiamos de la técnica de echar un trozo al perro y si no se muere nos la comemos.

En mi andar errante como espíritu por los diferentes puntos de la geografía europea y americana, donde tengo descendientes, he observado diferencias notables con mi querida Fuente Palmera, y por ello he comprendido que eso que hacíamos antes por lo que se nos acusa, no se debe hacer ahora finales del siglo XX. Pero no todos los colonos tienen la oportunidad mientras están vivos de conocer otras poblaciones y modos de vida, para compararlos con los suyos.

No hay que considerar a Fuente Palmera como una sociedad primitiva que tiende a conservar su cultura sin mutaciones, ó con las menos posibles, ni tampoco impermeable a lo que viene de fuera. Es todo lo contrario: Por su localización en el tiempo, es una sociedad secundaria, abierta a las innovaciones, pero hasta ahora le viene faltando los instrumentos aptos para hacer frente a estos adelantos, y por ello, debido a su aislacionismo, es por lo que los colonos somos algo más fríos y desconfiados con el progreso, aunque ello nos lleve a sufrirlo en nuestras carnes y en nuestro despegar socio‑cultural y económico.

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