jueves, 10 de octubre de 2002

Anorexia y Bulimia: el culto a la imagen puede producir la muerte.

Dr. Bernabé Galán Sánchez. Médico de Familia. Fuente Palmera.


Anorexia y bulimia son dos términos que se escuchan cada día más. Estas palabras nos sugieren ideas de obsesión por no decir esclavitud por el cuerpo, adicción a las dietas, influencia de las modas, etc. Pero no solo se trata de esto. Es algo más complejo y lo que es peor: estas enfermedades también significan la posibilidad de perder la vida por empeñarse en tener un cuerpo delgado.

Estos dos trastornos de la alimentación, que tienen en común el miedo a ganar peso han aumentado en forma preocupante en las últimas décadas, siendo las mujeres, especialmente jóvenes adolescentes, las principales víctimas si bien cada vez se van viendo más hombres con esta problemática en los últimos años.

Podríamos señalar como culpables de estos trastornos a los medios de comunicación que permanentemente están dando unos patrones de belleza envidiables, haciendo parecer que esta y la delgadez son una garantía de éxito y felicidad. Ello hace que se conviertan en una meta a alcanzar para muchos que incluso llegan a sacrificar su salud a cambio de conseguir la ‘silueta’ que la sociedad impone.

Si a este acoso social le añadimos una personalidad inestable, una infancia no del todo feliz, una incomprensión por parte de familiares y amigos, una falta de relación o algún desengaño sentimental, etc., tenemos todos los ingredientes para caer en alguna de estas patologías.

Es importante estar atentos a nuestros hijos para poder detectar la enfermedad en sus primeros síntomas: ambas enfermedades empiezan con una dieta. Esto no quiere decir que todas las personas que se sometan a un régimen de bajas calorías terminen siendo bulímicas o anoréxicas. Pero sí se ve después que las personas que padecen estas enfermedades comenzaron con una dieta y después les vino el pánico a engordar o a recuperar el peso perdido.

Tanto la anorexia como la bulimia tienen síntomas comunes: el miedo a engordar, la preocupación por las comidas, el tener una imagen deformada de su cuerpo, el engaño a los padres y amigos respecto a la alimentación, el culto al cuerpo, el ejercicio intensivo, el aislamiento social y la pérdida autoestima son signos que aparecen en estas enfermedades.

Sin embargo hay características que diferencian una de otra: Por ejemplo, una persona bulímica come en forma compulsiva y a escondidas. Se da los famosos ‘atracones’ en los que ingiere cantidad de comida equivalente a la ingesta diaria de una persona normal (especialmente dulces y alimentos de alto contenido calórico). Luego recurre al vómito o a los laxantes o a ambos para ‘compensar’ el exceso. No come en público, usa ropas sueltas, y utiliza mucho los edulcorantes. Las personas bulímicas tienen problemas con sus piezas dentarias y su peso corporal está en permanente oscilación.

En el caso de las anoréxicas, ‘la autodisciplina’ es rigurosa. Una persona con anorexia se somete a regímenes estrictos que pueden llegar a significar la ingesta de una sola comida por día. Juegan con la comida en el plato y les encanta cocinar para otros. Además tienen una imagen ‘deformada’ de su cuerpo. Siempre se ven ‘gordas’, aún cuando están 20 kilos por debajo de su peso normal. Es más, aún cuando su rostro evidencia que ya no son ‘saludables’, muchas anoréxicas se niegan a aumentar su ración de comida, con el riesgo de morir. La falta de menstruación (amenorrea) es uno los síntomas claves en esta enfermedad. Palidez, sensación permanente de frío y debilidad son otras características de esta enfermedad.

¿Qué puede pasar?

Este tipo de trastorno puede durar muchísimo tiempo si la persona no recibe ayuda médica y psicológica. Cuánto más se prolongue la enfermedad, más se deteriora su salud y la autoestima puede llegar a niveles tan bajos que no descartaría un suicidio. Si no reciben tratamiento a tiempo, estas enfermedades pueden ser mortales.

¿Cómo ayudar?

Raramente una bulímica o una anoréxica admitirán públicamente sus problemas o pedirán ayuda. Si lo hacen, a veces es demasiado tarde. Por eso, la ayuda de la familia y de los amigos es clave en esta problemática, como lo es la consulta a especialistas, que son quienes realmente podrán guiar a los enfermos hacia su curación, que en la mayoría de los casos es posible.

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